Porque me encanta la Saga de Canción de Hielo y Fuego

Hay más de mil y un razones del porque me gusta la saga de canción de hielo y fuego, y si ustedes son fans de la historia pues me pueden dar la razón, pero para todos aquellos que aún no la disfrutan, les comparto un pedazo de libro que me gustó (NO ES SPOILER); ven como todos al leer libros se nos quedan frases y a lo mejor las apuntamos, pues eso es lo que me paso en esta ocasión, solo que mi “frase” es de las más largas de los libros, espero los atrape como me atrapó a mí.


-(…) Hay muchos tipos de bandidos, al igual que hay muchos tipos de pájaros. Tanto el andarríos como el pigargo tienen alas, pero no son lo mismo. A los bardos les gustan las canciones de hombres buenos que se ven forzados a saltarse la ley para combatir a un señor malvado, pero la mayoría de los soldados se parece más a ese Perro rabioso que al señor relámpago. Son hombres malvados, instigados por la codicia, amargados por la vida taimada; desprecian a los dioses y solo se preocupan por sí mismos. Los hombres quebrados pueden ser igual de peligrosos, pero también son dignos de compasión. Casi todos son gente sencilla, hombres de pueblo que nunca habían estado a más de media legua  de la casa en la que nacieron hasta que un día, un señor cualquiera se los llevo a la guerra. Mal vestidos y mal calzados, marchan tras sus estandartes, a veces sin más armas que una guadaña o una hoz, o una maza que se han hecho ellos mismos atando una piedra a un palo con tiras de cuero. Los hermanos marchan con los hermanos; los hijos, con los padres; los amigos, con los amigos. Han oído las canciones y las anécdotas, así que caminan con el corazón anhelante, soñando con las maravillas que verán, con las riquezas y la gloria que conseguirán. La guerra les parece una gran aventura, la mayor que vivirá la mayoría de ellos.
>>Luego prueban el combate.
>>Algunos se quiebran nada más probarlo. Otros aguantan años, hasta que pierden la cuenta de las batallas en que han intervenido, pero alguien que sobrevive a cien combates puede quebrarse en el ciento uno. Los hermanos ven morir a sus hermanos, los padres pierden a sus hijos, los amigos ven a sus amigos tratar de volver a meterse las tripas después de que los haya rajado un hacha.
>> Ven caer al señor que los llevo allí y, de repente, otro señor les grita que ahora lo sirven a él. Reciben una herida y, cuando todavía la tienen a medio curar, reciben otra. Nunca tienen comida suficiente; el calzado se les cae a pedazos de tanto caminar; la ropa se les desgarra y se les pudre, y la mitad se caga en los calzones porque ha bebido agua que no era potable.
>>Si quieren unas botas nuevas, una capa más caliente o, tal vez, un yelmo de hierro oxidado, tienen que quitárselo a un cadáver; no tardan en robar también a los vivos, a los aldeanos en cuyas tierras también luchan, a hombres como los que eran antes ellos mismos. Les matan las ovejas y les roban las gallinas, y de ahí a llevarse también a sus hijas solo hay un paso. Y un día miran a su alrededor y se dan cuenta de que todos sus parientes y amigos han desaparecido, de que luchan al lado de desconocidos y bajo un estandarte que ni siquiera identifican. No saben ni donde están ni como volver a su hogar; el señor por el que luchan no sabe ni como se llaman, pero ahí está siempre, gritándoles que formen una línea con sus lanzas, sus hoces, sus guadañas, para defender la posición. Y los caballeros caen sobre ellos, hombres sin rostro envueltos en acero, y el retumbar de su ataque parece llenar el mundo…
>>Y el hombre se quiebra.

>> Da media vuelta y huye, o se arrastra entre los cadáveres de los caídos, o se escabulle a media noche y busca un lugar donde esconderse. A esas alturas, los hombres quebrados ya ni piensan en volver a casa. Los reyes, los señores y los dioses les importan menos que un trozo de carne medio podrida que les permita vivir un día más, o un pellejo de vino agrio con el que ahogar sus miedos unas horas. Viven de día en día, de comida en comida; son más animales que humanos. (…) en estos tiempos que corren, los viajeros deben cuidarse de los hombres quebrados, y temerlos… Pero también deberían compadecerlos.

P.S. to Martin. I don’t want to take advantage from I wrote, I just want to show how fantastic is your story, I just wrote something that I really like.

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